_::Everyone I know is sick to death of you::_

lunes

tengo un amigo

Tengo un amigo, el es puro sufrimiento. Se levanta por la mañana, maneja a su trabajo, y entonces regresa directo a su casa. Una vez decidió dibujar una de mis pesadillas en papel servilleta. Yo sentí que era grandioso, y decidí guardarlo, lo protegí con una portada. Y le intente dar a entender que tenía un gran sentido de composición y de color. El dijo - Gracias, pero deja la adulación ya, que a mi no me sienta. Tus ojos no te permiten ver. Estas ciego. Comprende, nada bello podría salir de mí. Soy un desperdicio de oxigeno, de espacio, de tiempo.-

Conocí una mujer, ella era honesta y muy digna. El amor por su pareja era una de sus muchas virtudes. Hasta que un día, se dio cuenta que él le había mentido, y en ese momento decidió lo que haría el resto de su vida, desde ese momento en adelante, sería una mentira. Pero estaba agradecida de todo lo que había pasado. Y ansiosa de vivir lo que vendría en un futuro. Aun asi, en ese entonces lloró. ¿Qué esperabas? En esa casa enorme y antigua, donde guardaba sus 3 automóviles. ¡Oh! Así es la vida, regularmente decía. Siguiendo los días, uno tras otro, se acercaba poco a poco a su muerte, y ella estaba de acuerdo con eso. Nunca se puso dramática y ni caprichosa, tampoco pensaba todos los días en que podría tener, mas bien se decia que ya nunca tendría que recoger o arreglar camisas o verse bien. Era libre de perderse sola.

Anoche, mi hermano se emborracho y en ese estado, condujo. Un transito lo detuvo cerca de una carretera principal. El dijo, ¡Oficial!, ¡Oficial!, tiene al hombre equivocado!. No!, no me puede detener!, yo soy un estudiante de medicina, el hijo de un banquero, no lo entiende!. El policía dijo, -Nadie salió herido, deberías estar agradecido. Y tu falta de precaución, es algo terrible. Y no, no te puedo simplemente dejar ir. Y aunque el nombre de tu padre es conocido, tus decisiones son solo tuyas. No eres nada más que otro escalón más en el camino de la deuda, de la pérdida, de la vergüenza-.

Los últimos meses he estado viviendo con una pareja. Si, ustedes saben, ese tipo de parejas que compran dos de todo. Se complementan, como un rompecabezas. Adoro su amor y estoy agradecido de que alguien reciba realmente aquel premio que fue prometido en todos los cuentos de hadas con los que nos envenenaron. Y aun lo hacen conmigo.

Estoy enfermo, completamente solo, no hay laureles colgando, solo una verde envidia. ¿Mi número saldrá tarde o temprano? Como si el amor fuera algún tipo de lotería, donde obtienes un boleto, lo rascas y ves lo que hay escondido. Lo siento, solo un trébol, juega otra vez, cuando tengas suerte. Así que he estado viviendo bajo el depósito de trenes. No, no me subo a ellos. Solo me siento y observo a la gente en ese lugar. Las personas moviéndose en los trenes me recuerdas a los coches de los trenes moviéndose. Siempre moviéndose, esquivando y aprovechándose para obtener un lugar. Y quiero gritar que todo eso no tiene significado. Y que sus vidas van en un solo sentido y ¿Qué acaso no pueden ver que todo eso no sirve para nada? Pero entonces, mis rodillas no se sostienen. Mi cabeza comienza a doler y de pronto me doy cuenta claramente de que en realidad no son ellos, sino yo, que he perdido mi propia identidad.

Mientas me escondo tras estos libros que leo, cuando garabateo mis escritos y dibujos, como si el arte pudiera salvar algo tan retorcido como yo, con una ideología utópica que nadie puede esperar alcanzar. Y nunca soy genuino; hay solo un boceto dentro de mi. Y todo lo que hice es vacio y barato y un desperdicio de pintura, de cinta, de tiempo. Ahora estaciono mi auto cerca de la catedral, donde las luces alumbran los escalones. La práctica del coro llena el lugar de gente. Escucho el sonido escapando como un eco. Saliendo del techo de manera angular. Cuando las voces se unen suenan como angeles. Espero que haya lugar justo en medio. Pero cuando alzo mi voz para alcanzarlos. El rango es demasiado alto, llega hasta el cielo. Asi que detengo mi lengua, olvido la canción, ato mi zapato y sigo mi camino. Y trato de seguir caminando, con mi corazón roto y la ausencia de dios y la falta de fe, pero es justo lo que quiero, ser amado y creer en mi alma.

O no.

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