No soy un tipo atractivo.
Este hecho tan evidente, me quedo muy claro cuando entre a la preparatoria. Eso fue en el 2002. No soy un varón atractivo, pero tampoco soy un tipo tan desagradable. Tengo algunas cualidades atractivas, pero están my bien balanceadas con mis defectos. Soy un ejemplo por excelencia de lo mediano y mediocre. Del promedio. Algunas mujeres pueden encontrarme atractivo, como sea estas son igualadas con facilidad con las que me encuentran repulsivo, la mayoría sin lugar a dudas son indiferentes a mi aspecto.
Tengo perfecta consciencia de que esto es una evaluación completamente física, no tiene nada que ver con la fuerza del carácter, la personalidad o alguna otra de esas características intangibles e inmedibles.
La vida de un hombre cuya apariencia es promedio esta definida por la dualidad. Es un estado de equilibrio, si estoy callado puedo pasar completamente desapercibido, pero si comienzo a hablar llamo la atención de todos en todo momento. Mis acciones, pensamientos y palabras me definen completamente.
La gente con una apariencia notable, ya sea muy agradable o completamente asquerosa, siempre desean no ser juzgados por su apariencia, pero, ¿Saben ellos realmente el peso que conlleva tener un perfil promedio?. Cada palabra, cada acción debe ser analizada porque va a ser lo que permita que los otros te juzguen.
Es mucha presión.