_::Everyone I know is sick to death of you::_
lunes
miércoles
Viviendo solo por un rato, estaba pensando que cosa definía mi personalidad en este momento. Lo único que pude considerar notable, fue como mi librero se ha llenado en menos de 3 meses. No puedo decir que me siento orgulloso de esto, pues aunque hay cosas realmente buenas, también en los estantes hay basura que por alguna extraña razón me veo reacio a eliminar. Viendo estos libros, también me di cuenta que puedo separarlos en tres categorías. Normalmente las generalizaciones como estas nunca son validas, pero creo, sin duda alguna, que cada uno de los libros que he adquirido en mi vida cae en una de estas tres categorías:
Libros que leo por leer:
Hay unos cuantos libros con polvo en mi librero. Son libros de los que no estoy enamorado, libros que han estado muertos más de una vez. Son generalmente algunos libros de ayuda, obligatorios en clase, o libros que leí solo para entender el argumento de algún interlocutor no muy coherente. Estos libros están en las orillas, rápidamente leídos, para obtener el mayor entendimiento posible con el menor tiempo perdido leyéndolos. Casi me siento mal por estos libros, cada uno de estos están ahí, rechazados y poco leídos. A veces se encuentran un buen escape, un compañero que no lee demasiado recibe esto como regalo, o alguna librería de usados me da una miseria por estos.
Libros que leo para divertirme:
Siempre me recuerdan lo que leía cuando era niño, leyendo a 3 cm de mi rostro, acabándolos en poco tiempo solo para satisfacer el morbo de “que va a pasar”. Me escucho como ridículo, pero la verdad es que no siento que haya perdido aun esa ilusión que tenia de niño en conocer la historia completa. Todos estos entran en la categoría de un tanto damaged. No hay uno solo que no tenga la portada un poco doblada. No es que no me guste cuidarlos, pero después de leerlos 7 u 8 ocasiones, es imposible tenerlos prístinos. Todos son de ficción, pero varían desde ciencia ficción a ficción histórica.
Libros que leo para razonar:
En esas ocasiones el libro me pega fuerte, usualmente y dependiendo de la situación, leo con una pluma en la mano. Me emociono con estos tipos de libros, muchas veces de filosofía o ciencia, en los que me gusta crear mi propio argumento y suposiciones. Subrayo, numero, hago referencias. Tengo la mala costumbre de emocionarme leyendo estos una y otra vez, pues también observo mis propios pensamientos, porque veo como mis pequeños bosquejos en las orillas de las paginas dicen “este tipo estaba bien hiiiigh cuando escribió esto!” “Aquí se contradice muy estúpidamente”, ”y que fuck con esta tangente del tema?”. Naturalmente nunca son comentarios increíblemente inteligentes, pero aun así los escribo, porque me gusta pensar sobre lo que me está tratando de decir y obtener más de este libro.
Muchas personas creen que leer con una pluma puede ser destructivo para el pobre libro. Para mí, escribir un pensamiento mío en un libro, esos que no comparto con nadie, es una muestra de amor. El libro me importa, me genera la suficiente confianza para poner un poco de mi mismo en él, y tomarme el tiempo para leer cada una de las cosas que me quiere decir.
viernes
Dañarse a si mismo es tan sencillo, y lo enumero en mi percepción, la cual es naturalmente estrecha, aunque adornada.